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domingo, 30 de septiembre de 2012

Las alianzas estratégicas de la Biotecnología (o cómo tener inversión)

La Asociación Europea de Biotecnología farmacéutica (E-APB), perteneciente a la Federación Europea de Biotecnología (EFB), organiza para mediados de octubre un congreso sobre desarrollo de negocio, en un tema realmente atractivo: las alianzas estratégicas que consolidan casos de éxito en el sector biotecnológico y farmacéutico.

Hablar de alianzas es tratar de unir, y si nos adentramos en la estrategia, entendemos esta como el posicionamiento. Unirse para hacerse más fuertes. Este es el objetivo del desarrollo de este Congreso, pero también de los intentos de la industria biotecnológica para crecer. 

Cuando se habla de biotecnología, entendiendo esta dentro de la revolución moderna, y no de las clásicas fermentaciones, se suele poner el ejemplo a menudo de Genentech, empresa creada por uno de los bioquímicos que impulsó la tecnología del ADN recombinante y un empresario con visión de futuro. El ejemplo de esta compañía norteamericana se basó en utilizar la protección conferida por tres patentes sobre la tecnología del ADN recombinante para hacer negocio en Estados Unidos. En Europa, sin embargo, este desarrollo no fue tan espectacular, al no poderse proteger por propiedad industrial la novedosa técnica. Esto fue debido al no reconocimiento de un "período de gracia" entre la publicación científica y la patente que se hace en nuestro continente. Genentech se aupó como pionera en el mercado gracias a la producción de la insulina recombinante, desarrollada para la farmacéutica Eli Lilly. 

Otro de los ejemplos clásicos cuando se habla de empresas biotecnológicas de éxito se centra en el desarrollo de otra norteamericana, Amgen, considerada la firma independiente más importante en la actualidad. A partir de una patente de la Universidad de Columbia sobre la producción de eritropoietina, que fue licenciada a Amgen, la compañía desarrolló EPOGEN, otro de los grandes clásicos del sector biotecnológico.

Sin embargo, si buscamos entre los informes sobre el sector biotecnológico a escala internacional y nacional, no encontramos muchos más ejemplos de éxito en esta industria. ¿Hemos vendido humo? ¿Es la biotecnología un fracaso, aupada en tres o cuatro casos importantes, que han maquillado los resultados del resto? Mi respuesta es negativa. Creo que la biotecnología no podría ser entendida sin la unión para ser más fuerte, sin las alianzas estratégicas. La propia definición de "producción de bienes y servicios" que abarca tanto (y ya se sabe que quien mucho abarca...), puede darnos una idea de por dónde van los tiros.

El modelo de negocio de las compañías biotecnológicas es complejo. Trataremos aquí, por su peso económico, aquel que resume la biotecnología aplicada a la salud, por su estrecha relación también con el sector farmacéutico. Siguiendo las ideas planteadas por Bonachera Sierra, CEO y Co-fundador de AB-Biotics, la financiación de las empresas en biotecnología roja se fundamenta en varias opciones:

  1. Buscar un modelo basado en la financiación completa de tu compañía, para que realice toda la I+D, fase preclínica y clínica del producto a desarrollar y posteriormente pueda comercializarlo, rentabilizando toda la inversión. Amgen, por ejemplo, al nacer en la década de los ochenta, donde no existía una sinergia tan importante del sector biotecnológico y farmacéutico, nació y creció con esta vía.
  2. En modelos que utilizan la plena colaboración entre ambas industrias, nos encontramos con pequeñas empresas biotecnológicas que realizan I+D sobre el producto innovador, para a continuación certificar lo que se conoce como "prueba de concepto", es decir, que el biofármaco podría funcionar, pasando las pruebas preclínicas. El riesgo sigue existiendo, es obvio, hasta que no se supera la fase III, un producto siempre puede volver hacia atrás o caerse del pipeline de las compañías, porque no funcione, porque no resulte seguro, o porque no sea rentable en comparación con otras alternativas del mercado.
  3. Las empresas pueden desarrollar también sus productos y licenciarlos sólo en mercados estratégicos. Esta es la vía seguida por estrellas españolas como Zeltia, en el caso de los Estados Unidos. Una opción, como explica Bonachera, que garantiza un crecimiento independiente y sostenible de manera simultánea.
  4. Búsqueda de financiación a través de las estrategias de in-licensing, de las que ya hablamos en otra entrada en el blog, y podéis ver aquí.
  5. También el capital riesgo, de gran importancia fuera de nuestras fronteras para las compañías biotecnológicas, es otra estrategia de obtención de recursos económicos. Sin embargo en nuestro país, aunque la biotecnología represente el tercer lugar en número de operaciones de capitales riesgo, justo detrás de la informática y de los productos y servicios industriales, ocupa la duodécima posición en cuanto a volumen de inversiones, quizás por nuestra elevada percepción del riesgo.
  6. La última estrategia de financiación (de un grupo reducido de empresas biotecnológicas en España, es cierto) es tratar de salir a Bolsa. Algunas lo hacen a través del mercado secundario, como en el caso de Zeltia o Puleva Biotech. Otras, cuyo capital es más reducido, utilizan la vía del reciente Mercado Alternativo Bursátil. El MAB, creado en 2008, está supervisado por la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores, y es un mercado al que pueden acceder únicamente compañías que sean sociedades anónimas, y que sirve tanto para valores europeos como latinoamericanos. Actualmente cotizan en el MAB empresas como AB-Biotics, Bionaturis, Neurón, Medcomtech y Euroespes, como representantes del sector bio-.

Es decir, por el propio carácter de las principales empresas biotecnológicas, encuadradas en un "sector pequeño pero sólido y maduro hasta el momento", como reconocía Carmen Vela, su estrategia no se basa en la creación, desarrollo y comercialización de un producto biofarmacéutico, sino que juegan un papel más extraño (pero fundamental), al servir de pieza clave en el engranaje complicado de la industria farmacéutica. 

La biotecnología abre nuevas posibilidades al ofrecer terapias dirigidas, y a veces, el estar en el medio de todo, pero sin despegar con "grandes titulares" hace que veamos su desarrollo con bajo porcentaje de éxito. ¿Cómo podríamos mejorar nuestras estrategias de desarrollo, de inversión y de alianzas? ¿Seremos capaces de ser la pieza que le faltaba al gran puzzle de las big pharma?






lunes, 24 de septiembre de 2012

El teléfono escacharrado de la Biotecnología

Hace unos días un colega biotecnólogo, Gerard Caelles, publicaba en su blog una entrada sumamente interesante, que me dio que pensar. Se titulaba "La compra-venta de expectativas" y en ella hablaba de las empresas del sector biotecnológico-farmacéutico como "máquinas de quemar dinero sin la certeza de generar ningún retorno". Aunque Gerard nos hablaba de forma específica de la Biotecnología roja, sector dedicado a la salud, creo que sus ideas pueden ser extrapoladas a otros ámbitos del sector biotecnológico.

En efecto, en Biotecnología "jugamos con expectativas". A veces, incluso utilizamos de forma incorrecta (y hasta abusiva, me atrevería a decir) las estrategias de comunicación. Como ejemplo el titular que La Razón daba en abril de 2009:

Figura 1 - Propaganda en los titulares sobre Biotecnología. Fuente.
¿Es la Biotecnología el remedio contra el hambre? ¿Podemos acabar desde la poyata del laboratorio con el sufrimiento diario de miles de personas? La respuesta es obvia: no. Si se pudiera, lógicamente, ya se habría hecho. El problema radica en depositar una excesiva confianza en una tecnología que aun habiendo ofrecido resultados tangibles en muchas aplicaciones, sigue careciendo de resultados en otros sectores (vendiendo expectativas, como bien afirmaba Gerard), y que además no goza de una buena estrategia de comunicación. 

Un ejemplo clásico es el de la Biotecnología alimentaria. El debate que los organismos modificados genéticamente (comúnmente llamados transgénicos) ha suscitado no es nuevo. Por ejemplo, hace unos días se publicó un polémico artículo de Seralini donde indicaba la posible toxicidad de los transgénicos en ratas, investigación cuestionada por el diseño del propio estudio en Amazings o Biotecnoblogos. Sin embargo, la polémica está ahí en la calle. De nada sirve que una gran mayoría de científicos apueste por la seguridad de este tipo de alimentos, el rechazo social es palpable. De los encendidos debates de los años noventa entre Jorge Riechmann y Daniel Ramón, me quedo con que una gran parte de la sociedad rechaza los alimentos transgénicos por "miedo" (en el Eurobarómetro de 2010, sólo un 27% de la ciudadanía los consideraba seguros). 

Figura 2 - Concentración en contra de la agricultura transgénica. Fuente.

Los problemas de comunicación de los alimentos transgénicos no son novedosos, sin embargo. La gestión de la comunicación, en general, en la industria alimentaria es problemática. Nos preocupa lo que comemos: hemos pasado de morirnos de hambre tras la postguerra a aplicar el principio de seguridad y precaución en todo aquello que nos llevamos a la boca. Desde el aceite de colza, pasando por el problema de las vacas locas, la gestión de la comunicación en las crisis alimentarias siempre ha sido deficiente. ¿Cómo no iba a serlo la difusión de unos alimentos manipulados genéticamente? La deriva de histeria colectiva (y su posterior locura reflejada en una legislación comunitaria sin sentido y caótica sobre  aquellos aspectos relacionados con la comercialización, la liberalización al medio ambiente y la autorización como alimento o pienso, como bien analizan aquí) ha hecho que Europa pierda el tren de la biotecnología alimentaria. 

El rechazo social evidente que vivimos hoy hacia los alimentos transgénicos es fruto, a mi juicio, de los problemas de comunicación de 1996 y 1997. En esos años, los científicos, encerrados en sus cómodas torres de marfil, no vimos ni supimos ver que la divulgación de la I+D que realizamos en los laboratorios es más importante de lo que pensamos. No supimos explicar el balance beneficio/riesgo de los transgénicos, y el debate sobre estos alimentos se trasladó de forma única a los intereses de lucro que las grandes multinacionales (Monsanto, Syngenta, BASF, por citar algunas) tienen sobre el tema. El debate científico se contaminó con intereses económicos y hoy no importa si los transgénicos cuentan con un abrumador apoyo de las autoridades de investigación, sino las ganancias que cualquier empresa puede sacar de ello. 

El teléfono escacharrado de la Biotecnología (o nuestra mala estrategia de comunicación) en alimentación ha servido para dar una visión sesgada y muy poco científica de las propias aplicaciones de los transgénicos.    Como ejemplo nos sirve el bloqueo que Greenpeace propone sobre la investigación en arroz dorado que comentaba hoy mismo José Miguel Mulet en su blog

  • La percepción pública como aspecto informal
  • La opinión que reflejen los medios de comunicación como base formal
  • La regulación política de la propia industria
Si no somos capaces de reparar nuestro teléfono escacharrado, es decir, si no conseguimos mejorar el primer y segundo vértice del triángulo de la comunicación en Biotecnología alimentaria, seguiremos asistiendo a una mala e ineficiente regulación jurídica de nuestra industria, lo que conllevará grandes problemas económicos y sociales. La pelota está en nuestro tejado, ¿podremos conseguirlo?


jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Qué significa la innovación abierta?

En varias entradas anteriores de este blog hemos tratado sobre la necesidad de innovar. El cambio que se supone deben tener en mente empresas e instituciones es, sin embargo, mucho más complejo. Sin embargo, la dificultad que atañe ser innovador no está reñida con ser una compañía pequeña. Lo explica muy bien Javier García, de Sintetia, en el siguiente post. "Never fail to fail" debería ser la máxima que todos deberíamos tener en mente si queremos de verdad dar un grio estratégico a la dirección de nuestras empresas y centros investigadores y tecnológicos.

Figura 1 - Definición de innovar. Fuente.


La innovación en las empresas pasa necesariamente por controlar estrictamente los procesos operativos, realizar una buena gestión y ajustar los márgenes de beneficios, adaptándose siempre a las necesidades del mercado y de la propia compañía para seguir creciendo. Si centramos los objetivos innovadores desde la perspectiva pública, la estrategia innovadora, definida en España bajo la Estrategia General de Innovación E2I, presenta tres grandes fines cuantitativos:
  • Que la inversión privada en I+D en 2015 sea de 6.000 millones de euros más que en 2009
  • Que en el período 2010-2015 haya el doble de empresas innovadoras, aumentando su cifra hasta 40.000 más.
  • Que haya medio millón de empleos de media y alta tecnología más entre 2010 y 2015.
    Figura 2 - Objetivos innovadores del Ministerio de Economía y Competitividad para el período 2010-2015. Fuente.
En esta necesidad doble de cambio por parte de nuestras empresas y Administraciones, encontramos la definición del Profesor Henry Chesbrough, de la Universidad de California, Berkeley, de "innovación abierta". Una estrategia basada en la open innovation pasa necesariamente por cambiar la forma de entender nuestras empresas y centros de I+D:

"Open innovation is a paradigm that assumes that firms can and should use external ideas as well as internal ideas, and internal and external paths to market, as the firms look to advance their technology."
 La innovación abierta pasa por la colaboración real entre el sector público y el privado, compartiendo conocimiento y tecnología, pero asumiendo también de forma conjunta los riesgos y beneficios que cualquier proyecto tiene. Así se consigue, entre otras cosas, reducir los tiempos y costes de los proyectos de I+D, captando soluciones interesantes desarrolladas en los centros de investigación, que pueden suponer brillantes ideas en el mercado. Mediante los procesos de licensing-in y technology-in, haremos que nuestras empresas capten innovación de las entidades investigadoras. A través de la transferencia de tecnología, y las variantes inversas de licensing-out y technology-out, podremos comercializar las invenciones desarrolladas en nuestros institutos de investigación y Universidades, que asimismo pueden refinanciar su trabajo a través de estas vías.


Figura 3 - Generar riqueza y valor a través de las ideas e innovaciones. Fuente.

Esta misma semana hemos conocido un proyecto español de open innovation, basado en un acuerdo de colaboración entre el Parc Cientific de Barcelona y dos empresas de base biotecnológica, SOM Biotech y Metasbio. Esta unión se basa en compartir el conocimiento generado a través de la Plataforma Drug Discovery, para buscar nuevas aplicaciones de veinte fármacos ya conocidos (lo que se conoce en inglés como "repurposing") en enfermedades relacionadas con Oncología, Sistema Nervioso Central y huérfanas. La estrategia permitirá reducir los costes de recursos económicos, temporales y humanos que el proceso de desarrollo de fármacos conlleva, como ya comentamos anteriormente. Con esta colaboración, se buscará hacer más con menos: utilizando la plataforma bioinformática financiada a través de la agencia catalana ACC1Ó y asegurando la unión de las tres entidades (una pública y dos privadas) gracias al Programa Innocash de la Fundación Genoma España.

En un contexto como el actual, donde la crisis afecta enormemente al sector farmacéutico y biotecnológico, y cada vez se reducen más las ayudas a la investigación pública, ¿consideráis la innovación abierta como una buena estrategia? ¿Cómo repercutirá este sistema en la regulación de las patentes y la generación de conocimiento y tecnología? ¿Sabremos redefinir nuestras líneas de trabajo y lograr una mejor colaboración público-privada?


martes, 4 de septiembre de 2012

Septiembre: el mes de la Biotecnología

Hoy se inaugura en Valencia, tal y como difundía la Asociación de Biotecnólogos de la Comunidad Valenciana en su web hace unos meses, la Semana Europea de la Biotecnología. Estas Jornadas, organizadas por la European Biotechnology Thematic Network Association, cuentan con el apoyo de la Universidad Politécnica de Valencia, a través de la ETSIAMN y del propio Departamento de Biotecnología. José Miguel Mulet nos contaba a finales de julio en su blog cuál iba a ser el programa final de este evento, que promete trasladar los mejores avances desde la poyata de laboratorio hasta el gran público. Entre otras temáticas, estas Jornadas destacarán la relevancia de la Biología Molecular, la Bioinformática, la Farmacología o la Bioenergía para entender la importancia que el sector biotecnológico tiene en áreas tan relevantes como nuestra salud, el medio ambiente, la alimentación o la agricultura y ganadería.

También se inaugura esta semana en Sevilla el Congreso de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (SEBBM), conjuntamente con el primer encuentro que se celebra en nuestro país de la Unión Internacional de Bioquímica y Biología Molecular y la Federación Europea de Sociedades de Bioquímica. Este evento, de gran tradición histórica en nuestro país por su relevancia científica, es de una trascendencia más que notable, al contar con la participación de seis científicos galardonados con el Premio Nobel. Entre ellos destaca Ada Yonath, quien visita nuestro país por tercera vez en este año, al haber sido la ponente inaugural del ya mencionado VI Congreso de FEBiotec, BAC2012 y haber participado en el Campus Nobel del CEICS de Tarragona el pasado mes de julio.

Como podemos observar, este mes viene repleto de eventos en el calendario del sector biotecnológico. A los ya citados congresos de carácter científico, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) une sus esfuerzos para organizar en la tercera semana de septiembre la sexta edición de BioSpain 2012, donde también tendrá lugar el Congreso de la Sociedad Española de Biotecnología (SEBiot), Biotec2012. En contraposición con los eventos de carácter científico, BioSpain pretende centrar sus esfuerzos en la industria biotecnológica, con expositores para las empresas del sector, sesiones de networking, foros de inversión, partnering y transferencia de tecnología, así como un Foro de Empleo y Formación, donde colabora la Federación Española de Biotecnólogos, que pretende ser un punto de encuentro para que los jóvenes profesionales puedan encontrar oportunidades laborales en un sector que requiere un alto grado de especialización. Un marco, sin duda excelente, para conseguir que la oferta y la demanda de la industria biotecnológica interrelacionen y esos frutos sigan permitiendo el crecimiento del sector, como bien exponían en los informes sobre el estado de la Biotecnología en nuestro país la Fundación Genoma España y la propia ASEBIO.

Todos estos datos vienen a confirmar, como ya han demostrado anteriormente diversos estudios, la relevancia científica que en nuestro país tiene el sector biotecnológico. A pesar, sin duda, de la mala salud de nuestras Universidades y centros de investigación, que cuentan con recortes económicos muy duros, y que ya partían de una situación realmente mala en los ranking internacionales. La importancia que capitalice la industria, apoyada hasta ahora de manera fundamental por la Administración pública, determinará sin duda el papel que la Biotecnología pueda jugar en nuestra cultura innovadora. BioSpain 2012 será un buen termómetro del estado actual del sector, y de su importancia futura en España. Las cartas están sobre la mesa, ahora sólo hace falta saber jugarlas en un contexto de crisis socioeconómica realmente complicado a nivel nacional y comunitario.